Inconsciente

miércoles, 29 de agosto de 2012

Psicología política según Reich - Parte II



cont.


El hecho de que en nuestra propia sociedad la situación es aún más lamentable fuera del matrimonio y de la familia, donde la vida sexual pierde absolutamente todo apoyo material, legal o moral, se interpreta torcidamente como que significa que la institución familiar es natural biológica. El desprecio por el verdadero estado de cosas, así como las consignas sentimentales que contribuyen a crear la atmósfera ideológica, son sicológicamente indispensables, ya que permiten al siquismo soportar la intolerable situación familiar. Por ello, el tratamiento de las neurosis, barriendo las ilusiones y poniendo al desnudo la verdad de las situaciones, es susceptible de destruir lazos conyugales y familiares.
El objetivo de la educación, desde su origen, es criar a los hijos con vistas al matrimonio y la familia. La educación de carácter profesional es muy tardía. El sistema de educación que niega y rechaza la sexualidad no está solamente dictado por la atmósfera social: es también la consecuencia de la represión sexual de los adultos. Ya que sin una extrema resignación sexual, es imposible la existencia en el seno del medio familiar coercitivo.
En la familia conservadora típica, la formación de la sexualidad reviste un aspecto definido, constituyendo la base de una mentalidad “matrimonial y familiar”. En efecto, por la atención excesiva concedida a las funciones alimentarias y excretoras, el niño se encuentra fijado a los estadios eróticos pregenitales, mientras que la actividad genital se halla firmemente inhibida (prohibición de la masturbación). Fijación pregenital e inhibición genital operan un desplazamiento del interés sexual en el sentido del sadismo. Además, la curiosidad sexual del niño se ve activamente reprimida. Pero esto se halla en contradicción con las condiciones de habitación, con el comportamiento sexual de los padres en presencia de los hijos y con el medio familiar, cuyo carácter sexual es inevitablemente pronunciado. Inútil decir que los niños perciben todo esto pese a la distorsión de sus impresiones e interpretaciones.
La asfixia práctica e ideológica de lo sexual al combinarse con la observación de los actos íntimos de los adultos, crea en el niño las bases de la hipocresía sexual. Ese fenómeno se ve algo atenuado en las familias obreras, donde las funciones alimenticias son menos enfáticas y la actividad sexual más acentuada y menos prohibida. Para los niños de estas familias, los conflictos son, pues, menores, y los accesos a la genitalidad menos estorbados. Ahora bien, esto tiene por origen la situación económica propia de la familia laboriosa. Si, por ejemplo, un trabajador accede a los escalones elevados de la aristocracia obrera, sus hijos serán sometidos a la presión de la moral conservadora.
Mientras que en la familia conservadora la represión sexual es más o menos efectiva, en los medios de los trabajadores de la industria se contraría por el hecho de que los hijos están menos controlados.
2. La estructura triangular
La familia ejerce sobre el niño una influencia orientadora hacia la ideología social.
Pero, además, la propia constelación familiar, con su estructura triangular, ejerce una influencia propia que está igualmente orientada en el sentido de tendencias conservadoras de la sociedad.
Freud descubrió que, allí donde se encuentra esta estructura triangular, el niño desarrolla afecciones sexuales determinadas, a la vez tiernas y sensuales, respecto a sus padres, descubrimiento capital para la comprensión del desarrollo sexual del individuo. El “complejo de Edipo” designa todas esas relaciones, determinadas en su fuerza y sus secuelas por la familia y el entorno.
El niño dirige sus primeros impulsos amorosos genitales hacia el ambiente inmediato, es decir, casi siempre, hacia los padres. De forma típica, el niño ama al padre del sexo opuesto, y odia al del mismo sexo. Esos sentimientos de odio y de celo se complican rápidamente con temor y culpabilidad. El temor se halla primitivamente ligado a los sentimientos genitales que se dirigen al padre del otro sexo y persiste con la imposibilidad de satisfacer el deseo incestuoso, suponiendo con ello la represión de este deseo. Esa represión se encuentra en la base de la mayor parte de los trastornos de la vida sexual ulterior.
Hay que prestar atención a dos hechos esenciales para la salida de esta experiencia infantil.
Ante todo, no se produciría ninguna represión si el muchacho, aunque sufriendo la prohibición del incesto, estuviera, sin embargo, autorizado a practicar el onanismo y el juego genital con las niñas de su edad. No se quiere reconocer que el juego sexual (jugar “al doctor”, etc.) aparece siempre cuando se deja a los niños bastante tiempo solos y juntos; puesto que esos juegos están condenados por el ambiente, se acompañan pues, de sentimientos de culpabilidad y son objeto de fijaciones libidinales enojosas. El niño que no se atreve a iniciarse en esos juegos cuando la ocasión se le presenta da prueba de una buena adaptación al esquema de educación familiar, pero por el contrario no dejará de desarrollar ulteriormente graves alteraciones de su vida sexual. No es ya posible desconocer estos hechos y eludir sus consecuencias; éstas, ciertamente, no pueden controlarse en el marco de la sociedad autoritaria, en la que motivaciones económicas y políticas determinan la educación familiar.
La represión de las pulsiones sexuales primarias está determinada, cualitativa y cuantitativamente, por las maneras de pensar y de sentir de los padres, su grado de rigorismo, actitud ante la masturbación, etc.
El hecho de que el niño, en la crítica edad que va de cuatro a seis años, desarrolle su genitalidad en el medio parental, le conduce a una solución típica de la educación familiar. Un niño que fuera criado en comunidad con otros niños y sin sufrir la influencia de las fijaciones a los padres, desarrollaría muy diferentemente su sexualidad. No hay que olvidar que la educación familiar contraría la educación colectiva, incluso cuando el niño pasa varias horas por día en una guardería. Efectivamente, la ideología familiar domina el jardín de niños mucho más que este último influye en la educación familiar.
El niño no puede escapar a la fijación sexual y autoridad respecto de los padres. En efecto, se halla oprimido por la autoridad parental, aunque solamente sea por su pequeñez corporal, cualquiera que sea la moderación de esa autoridad. Muy pronto, la fijación por la autoridad expulsa la fijación sexual y la fuerza a la existencia inconsciente; mas tarde, cuando los intereses sexuales traten de orientarse hacia el mundo extrafamiliar, la fijación por la autoridad se levantará como factor poderoso de inhibición entre el interés sexual y el mundo real. Y precisamente porque esta fijación autoritaria es esencialmente inconsciente, ya no es accesible a las resoluciones conscientes. Importa poco que esta fijación inconsciente a la autoridad parental se exprese a menudo por su opuesto, la rebelión de tipo neurótico. Esta no es susceptible de aliviar las tensiones sexuales, salvo quizás bajo la forma de acciones sexuales impulsivas, compromiso patológico entre la sexualidad y el sentimiento de culpabilidad. La solución de esta fijación es, por tanto, la primera condición de una vida sexual normal. En el estado actual de las cosas, pocos individuos consiguen efectuarla.
La fijación parental, bajo su doble aspecto de fijación sexual y de sujeción a la autoridad del padre, hace difícil, incluso imposible, el acceso a la realidad sexual y social en la época de la pubertad. El ideal conservador del gentil muchacho y de la joven buena ama de casa, atrapados sin esperanza en el infantilismo hasta en su vida de adultos, es del todo contraria a la idea de una juventud libre e independiente.
Otro rasgo característico de la educación familiar es que los padres, y en particular la madre, si no trabaja en el exterior, ven en sus hijos la gran satisfacción de su vida, para desgracia de estos últimos. Como se sabe, los niños juegan el papel de simpáticos animales domésticos que se pueden amar, pero también maltratar a voluntad: la afectividad de los padres los vuelve ineptos para la tarea educadora.
La miseria conyugal, que no se agota en los conflictos de la pareja, se extiende sobre los hijos. Este es un nuevo atentado a su autonomía y a su estructura sexual, pero también es un nuevo motivo de conflicto, conflicto entre la aversión para el matrimonio salido de esta participación en la miseria conyugal de los padres, y la obligación económica ulterior de casarse. Se producen frecuentes tragedias en la época de la pubertad, cuando los niños salvados del naufragio organizado por la educación sexual infantil, buscan también romper las cadenas de la familia.
La restricción sexual que los adultos deben imponerse para poder soportar la existencia conyugal y familiar repercute, pues, sobre los hijos. Y como, mas tarde, motivaciones económicas les harán caer a su vez en la vida familiar, la restricción sexual se transmite de generación en generación.
Puesto que la familia coercitiva, desde el punto de vista económico e ideológico, forma parte integrante de la sociedad autoritaria, sería ingenuo esperar desenraizar los malos efectos en el marco de esta sociedad. Tanto más cuanto que esos efectos residen en la propia situación familiar y están inextricablemente anclados en cada individuo gracias a los mecanismos inconscientes de la estructura pulsional.
A la inhibición sexual que resulta directamente de la fijación a los padres, vienen a añadirse los sentimientos de culpabilidad que derivan de la enormidad del odio acumulado en el curso de años de vida familiar.
Si este odio se mantiene consciente, puede convertirse en un poderoso factor revolucionario individual: impulsará al individuo a romper las ligaduras familiares y podrá servir para promover una acción dirigida contra las condiciones productoras de ese odio.
Si, por el contrario, este odio es reprimido, da nacimiento a las actitudes inversas de fidelidad ciega y obediencia infantil. Estas actitudes constituyen, bien entendido, un peso inconveniente para el que quiere militar en un movimiento liberal; un individuo de este género podrá muy bien ser partidario de una libertad completa y al mismo tiempo enviar a sus hijos a la escuela dominical, o continuar frecuentando la iglesia “para no apenar a sus viejos padres”; presentará síntomas de indecisión y de dependencia, secuelas de la fijación a la familia. No podrá verdaderamente combatir por la libertad.
Pero la misma situación familiar puede también producir el individuo “neuróticamente revolucionario”, espécimen frecuente entre los intelectuales burgueses. Los sentimientos de culpabilidad ligados a los sentimientos revolucionarios, hacen de él un militante poco seguro en un movimiento revolucionario.
La educación sexual familiar es condenada a deteriorar la sexualidad del individuo. Si tal o cual individuo, a pesar de todo, logra acceder a una sexualidad sana, lo hace de ordinario a expensas de los lazos familiares.
La represión de las necesidades sexuales provoca la anemia intelectual y emocional general, y en particular la falta de independencia, de voluntad y de espíritu crítico. La sociedad autoritaria no está ligada a la ‘moral en sí’, sino más bien a las alteraciones del ser síquico, que, destinadas al anclaje de la moral sexual, constituyen en primer lugar la estructura mental que es la base síquica colectiva de toda sociedad autoritaria”.
La estructura servil es una mezcla de impotencia sexual, de angustia de aspiración a un apoyo, a un Führer, de temor a la autoridad, de miedo de la vida y de misticismo. Se caracteriza por una lealtad devota mezclada con revuelta. El miedo de la sexualidad y la hipocresía sexual caracterizan al “burgués”. Los individuos que tienen esta estructura son inaptos para un modo de vida democrático y anulan todo esfuerzo destinado a instaurar o mantener organizaciones regidas por principios verdaderamente democráticos. Constituyen el terreno sicológico sobre el que pueden proliferar las tendencias dictatoriales o burocráticas de los dirigentes democráticamente elegidos.
En suma, la función política de la familia es doble:
  1. Se reproduce a sí misma mutilando sexualmente a los individuos. Perpetuándose, la familia patriarcal perpetúa la represión sexual y todo lo que se deriva: trastornos sexuales, neurosis, demencias y crímenes sexuales.
  2. Hace al individuo medroso para la vida y temeroso ante la autoridad y renueva, pues, sin cesar la posibilidad de someter poblaciones enteras a la férula de un puñado de dirigentes.
He aquí por qué la familia reviste para el conservador el significado privilegiado de cimiento del orden social en el que cree. Se explica también por qué la sexología conservadora defiende tan ardientemente la institución familiar. Es que ella “garantiza la estabilidad del Estado y de la sociedad”, en el sentido conservador, reaccionario, de estas nociones. El valor atribuido a la familia, se vuelve, pues, la clave de la apreciación general de cada tipo de orden social. [51]
Entonces, de acuerdo con Reich —con base en la Psicología política—, la particular estructura de relaciones intersubjetivas, intergenéricas [52] e intergeneracionales que se implanta en cada espacio humano, responde a intereses utilitarios, en pos de los fines e intereses económicos de los neocolonialistas. Las estructuras sociales forman parte del aparato ideológico desde el cual la corporativocracia implanta los comandos cognitivo-conductuales en las clases medias y bajas que los impelerán a enfocar sus capacidades vitales en los procesos de producción y consumo. La familia poseerá el propósito principal de crear caracteres infantiloides, desresponsabilizantes —que desde el marco del aparato familiar/patriarcal—, inserte en la persona los esquemas desde los cuales responderá a los requisitos autoritarios y cosificadores de los intereses económicos: en el ámbito laboral y político el adulto se acostumbrará a obedecer, dado que en su infancia su familia lo condicionó a ese tipo de conductas irreflexivas y autoritarias. Y en este sentido, los padres y madres aparecen como cómplices o instrumentos de la Ideología: “enseñaran” a sus hijos —o en sentido estricto repetirán el mismo comando desde el cual ellos fueron homogenizados— a no robar, no matar ni mentir, aspectos conductuales que responden a la necesidad de los poseedores de los medios de producción de proteger sus intereses e inmuebles; aspectos que obviamente ellos mismos no respetarán ni acatarán. [53]
Así, la familia estándar, tradicional, se encontrará al mismo nivel que la televisión, el ejército o la iglesia: instrumentos del aparato ideológico, que forman parte de la superestructura y cuya misión es enfocar los procesos elucidativos de la persona con vistas a perpetuar el poderío económico de las corporaciones.
Por cierto, respecto a las campañas sobre “valores”, sobre “el valor de la familia”, Reich señala que
En épocas de crisis el poder dictatorial siempre refuerza la propaganda en favor de la “decencia” y de la “consolidación del matrimonio y de la familia”, dado que la familia autoritaria es el puente que une la situación social miserable de la pequeña burguesía con la ideología reaccionaria. [54]
Entendemos que al aumentar la intensificación de la expoliación económica y la subsecuente pauperización de la sociedad, se hace necesario enraizar de una manera más efectiva la obediencia y pasividad de las clases medias y bajas, a través del adoctrinamiento familiar: sus “valores” o más bien anti-valores (ya que van en contra del desarrollo vital, de la libertad y genuinidad de la persona). Éste trastrocamiento del uso laborista de la familia disfrazado bajo nociones sentimentaloides o trascendentales, lo afirma Reich cuando dice queDado que la sociedad autoritaria se reproduce en las estructuras individuales de las masas a través de la familia autoritaria, ésta debe ser considerada y defendida por la reacción política como la base del “Estado de la cultura y de la civilización”. [55] Es decir, que se aducen sentimientos para enmascarar fines monetarios, se barniza de humanista una institución que es utilitarista, empresarial, cruel e hipócrita.
Ahora. ¿Por qué Reich, le otorga tanta importancia a la actividad sexual natural y espontánea?
Debido al ciclo celular —desde nuestra configuración fisiológica— y la especie a la que pertenecemos, necesitamos interactuar con el entorno y con los otros, de una manera continua e ininterrumpida para mantener la homeostasis interna, manipulando los ámbitos natural y social con vistas a homogenizarlo y satisfacer de manera más sencilla y segura nuestros necesidades vitales; así obtenemos oxígeno, alimento, humedad, descanso, temperatura, protección-seguridad y eliminamos residuos. Queda el punto (marcado desde el nivel celular) de la reproducción.
Desde la influencia de los mecanismos e instrumentos de poder, control y violencia (surgidos de la extrapolación [56] humana en su afán de homogenizar el ambiente para asegurar el proceso homeostático), ciertas actitudes —o en este caso funciones vitales—, pueden restringirse, tergiversarse o menospreciarse, debido a la valoración contextual, a la carga conceptual que se les confiere, y que en este caso son filtrados por un matiz negativo, destructivo, indeseable o sucio; esa construcción conceptual con carga sensorial de desagrado intenso se enfoca en algunos contextos —en algunos aparatos de dominación antropológica—, a la actividad genital.
Entonces, si bien el resto de requerimientos vitales (alimento, descanso, sentido gregario, seguridad, etc.) estarán satisfechos por lo menos dentro de un rango medio, ése aspecto relegado, restringido o disminuido [57] será una fuente, un punto de distensión, desde el cual el humano —por ser un organismo interrelacionado e interdependiente con sus numerosos sistemas internos—, padecerá algún tipo de trastorno por esa situación particular, por la insatisfacción del requerimiento vital genital, de la sexualidad restringida, frustrada o insatisfecha. Insatisfecha por la presión de esquemas de violencia e incomprensión contextuales que al ejercer intolerancia moldean e imponen arquetipos y parámetros conductuales intransigentes en la persona, que movido por la violencia y su sentido gregario, aceptará acríticamente las nociones sobre él impuestas.
En nuestro contexto de neocolonia tercermundista, en la clase media-baja y baja satisfacemos pobremente la mayoría de los requerimientos vitales, exceptuando (en ocasiones) al desfogue natural y espontáneo de la programación sexual. Ésta puede encontrarse restringida desde nociones varias, entre ellas enfermedades de transmisión sexual —la difusión del fenómeno denominado SIDA—, embarazos, ideales religiosos, separatividad y prioridad entre nociones y sensaciones, etc. [58] Así, podemos estar satisfechos en el resto de los requerimientos, pero con un aspecto del cual adolezcamos, desde esa deficiencia (actividad muscular, descanso, proteínas, afecto o sexo), nuestro organismo, y por ende nuestros procesos cognitivos-conductuales van a sufrir una distensión que en diversos grados modificará nuestro proceder, ideas, perspectivas, comprensión y conocimiento, y por tanto nuestro contacto con la realidad.
Un solo aspecto en deficiencia, y caeremos en una tendencia que nos volverá alienados, rígidos y en ocasiones intransigentes, dado el estado de tensión e insatisfacción experimentadas [59]. Expresado de manera metafórica: un beso, o la falta de él, pueden alterar el universo, puede condenarnos a existencias grises y frías, por esa necesidad, por esa conducta rechazada, reprimida o menospreciada.
No debemos minimizar o desconocer o menospreciar el papel del elemento genital, y también de lo afectivo —de las conductas emocionales—, en la conformación y desarrollo de nuestra personalidad. Desde una retrospección e introspección, me parece que será posible ubicar instantes, experiencias de nuestro devenir personal, donde por causa de la ausencia, insatisfacción o distensión de lo emocional o sexual, perdimos perspectiva, decaímos, nos desbarrancamos, desertamos o simplemente fuimos destrozados por eso que no fue, que resultó de una manera bizarra, dolorosa o destructiva: relaciones que no alimentaron sino que afectaron a la persona tanto, que sus ámbitos laborales o académico o epistemológicos fueron distorsionados, impedidos o tendenciados. No enunciamos que la vida gira alrededor del coito o de un abrazo, sino que así como es un factor lo fisiológico y lo contextual, lo es la experiencia o la afectación de lo corporal y afectivo en el ser; todos ellos factores importantes que como animales de grupo, nos conciernen y nos tocan.
Continuando con la argumentación, Reich concede tanta importancia a esa actividad biológica porque es una herramienta, una vía de restricción que el capitalismo brutal utilizó y ha utilizado para manipular la conducta de las masas. En situaciones ordinarias y cotidianas no puede restringir el acceso al descanso o a la respiración, pero puede, por medio de la ideología —miedo, culpa u objetivos trascendentales metafísicos—, distorsionar y encauzar el desarrollo y proceder humanos.
No es que la sexualidad sea algo divino o suprahumano o trascendente, no. Reich enunciaba que debíamos alejarnos de los dos extremos usuales: el mecanicista y el metafísico. El mecanicista que examina lo genital desde perspectivas supuestamente objetivas, que extraen del acto coital el elemento emocional y placentero, enunciándolo como exclusivamente “algo” para reproducir la especie. Y el metafísico, aquella postura que se caracteriza por magnificar e idealizar el acto con tintes mágicos o teológicos, siendo que en primera instancia es necesario y saludable reconocer que los humanos somos animales; con mayores o diferentes funciones cognitivas y motoras, pero animales al fin y al cabo.
Desde la economía sexual, el sexo es un acto físico como dormir, comer o ir al baño, pero, desde la restricción de la función —controlando el acceso a la necesidad—, es posible manipular la conducta humana. Otro ejemplo en el esclarecimiento de la manipulación de la conducta humana lo tenemos al controlar el acceso al baño, a una letrina; condicionar su uso, sus características, el tiempo y modo de uso: todo ello llevaría a tensiones y disfunciones en la ejecución del acto o necesidad de defecar. Al condicionarse el acto sexual, se crea una distorsión-tensión corporal por la interrupción de la consecución natural de la acción que satisfará, que cumplirá uno de los momentos del ciclo celular, la expansión, la liberación de tensión, el orgasmo. Esa tensión podría utilizarse para fines racionales, pero en nuestro contexto se lo usa de modos decididamente irracionales: para manipular, debilitar, cosificar y explotar.
Algunas personas podrían pensar que las situaciones descritas son anacrónicas, que se refieren a hechos que ya están superados, que ya no existe explotación, que las clases medias y bajas existen en condiciones materiales decorosas o por lo menos decentes. Según Reich, si bien puede ser cierto que las clases poderosas han concedido, o las clases bajas han “conseguido” mejores circunstancias de vida, se deberá a una estrategia específica, a un acto deliberado que buscará impedir estallidos sociales; explica que
En el capitalismo temprano, la frontera ideológica y sobre todo estructural entre la burguesía y el proletariado era tan pronunciada como la económica. La inexistencia de cualquier tipo de política social, la enervante jornada de trabajo de dieciséis e incluso de dieciocho horas, el bajo nivel de vida de la clase obrera industrial, tal como Engels lo describió de modo magistral en Situación de la clase obrera en Inglaterra, impedían que surgiera una aproximación estructural del proletariado a la burguesía. La estructura del proletariado del siglo XIX se caracterizaba por una humilde resignación ante el destino. El estado de ánimo de ese proletariado, incluido el campesinado, estaba marcado por una apatía indiferente desde el punto de vista de la psicología de masas. Los afanes burgueses eran inexistentes; por eso esta apatía no impedía que estallaran sentimientos revolucionarios que parecían surgir de la nada, desencadenados por acontecimientos determinados, y que lograban desarrollarse con una intensidad y unanimidad inesperadas. En el capitalismo tardío, en cambio, la situación se modificó.
Cuando el movimiento obrero organizado lograba conquistas político-sociales tales como la reducción de la jornada laboral, el derecho a voto y el seguro social, se producía por una parte un fortalecimiento de la clase, pero por otra comenzaba un proceso contrario: la elevación del nivel de vida conllevaba el acercamiento estructural a los sectores medios; la evolución de la posición social generaba la “mirada hacia arriba”.
Este aburguesamiento se ha intensificado en las épocas de prosperidad; en los momentos de crisis económica actúa como un severo obstáculo para la expansión del sentimiento revolucionario. [60]
Este fenómeno en el cuál los capitalistas gratifican y reifican al mismo tiempo, se explica y actúa en varios niveles:
Por un lado, al cebar e ilusionar a las clases trabajadoras con algunas migajas más, con un poco más de croquetas en el plato y algunos eslabones más en el grillete —dejando ver una posibilidad de acercamiento a mayores y “deseables” capacidades pecuniarias—, se garantiza una lealtad por interés de parte del trabajador. Esa lealtad facilita el acuerdo y conformidad del empleado con su situación, disminuyendo la posibilidad de estallidos de violencia e inconformidad que dañen los intereses y posesiones de los dueños. Es bajo esta programación y manipulación de las condiciones de vida que se utilizan fenómenos tales como el del turismo: inyectar mediante los medios de comunicación una imagen deseable del viaje —bajo los cánones que marcan las clases altas—, mediante la cual las personas que puedan sufragar el correspondiente gasto, accederán a una sensación gratificadora en la que adoptan y crean una imagen de hombre-mujer glamorosas, exitosas, interesantes. El turismo opera como acto pacificador al asemejar a la clase media con el estatus y tipo de vida de la clase alta —o por lo menos en ciertos momentos— y aumentar la conformidad vía oportunidades y logros “concedidos” y “alcanzados”.
Entonces, la persona y las clases medias y bajas no consiguen o se apropian de mejores condiciones de vida, no: las corporaciones las programan, las van dosificando con vistas a los procesos que quieren complejizar y las ganancias que desean incrementar. [61]
Por otro lado, se crea el proceso de identificación, de proyección, donde una persona que generacionalmente ha padecido situaciones de disminución existencial, vislumbra la posibilidad de trascender un poco su realidad al formar parte de un organismo superior.
Ésta disminución existencial deviene de la restricción cognitiva-afectiva-práctica que se mantiene y perpetúa de manera generacional, y con el propósito de mantener débiles, cautivas y dependientes a las masas.
Entonces, al integrarse a una institución ya sea gubernamental o privada, el humano traslada las capacidades, superioridad y grandeza de la empresa o dependencia en la cual va a prestar sus servicios, a su propia persona, supliendo y sustituyendo sus deficiencias económicas y personales, con las cualidades del conjunto. El proceso va acompañado del adoctrinamiento particular, de la “filosofía” de la institución, lográndose: identificación, lealtad, defensa y justificación de las políticas laborales por el propio empleado, que ve en la empresa una autoridad que lo protege y fortalece. De ésta manera aparece el fenómeno conocido como enajenación: la persona elije someterse, ser cómplice con el dominante, partícipe y apologista de su propia explotación. A este proceso de identificación también se le denomina “deseo institucional”.
A su vez se programan, edifican y promocionan eventos sociales (fútbol, bailes, corridas de toros, conciertos, etc.) en los cuales la persona acude —al igual que en el proceso de consumo básico, donde compra fetiches inútiles, impulsado por las estrategias de los dueños de los medios de comunicación—, y en donde libera motilidad y tensión producto de las condiciones laborales y familiares. Se descarga una parte de la insatisfacción y malestar en esos eventos; otro tanto desde la sensación producida por sustancias etílicas o de efecto similar y otro poco en los estallidos de violencia injustificada (sadismo). Así, la persona descarga algo de malestar, de su frustración económica y existencial, y de nuevo, al iniciar la semana, contará con la elemental tranquilidad-pasividad para enfocar la mayor parte de su día y de sus energías en el proceso laboral.
Con el recurso de la literatura, Traven expresa algo similar cuando se refiere a la alienación sufrida por los habitantes de las grandes ciudades:
Los hombres y las mujeres civilizados, todos esos tan orgullosos de su alta cultura y avanzadas ideas, gozan de los complicados aparatos de estos días, gozan de las complicadas máquinas que parecen tener cerebro humano y se creen felices porque poseen un radio de onda corta, un aparato de televisión o aviones gigantescos en los que pueden viajar con la comodidad y lujo de un hotel de primera clase y llegar de New York a Londres en veinticuatro horas. Nosotros admiramos y gozamos de los hermosos y maravillosos productos de estos tiempos, porque hemos perdido nuestra verdadera patria. La pérdida de nuestra patria nos deja tan lisiados que podemos soportarla nada más porque nuestra mente se ha vuelto tan perezosa que no le es dado reconocer su magnitud.
Para poder olvidar nos intoxicamos, tratamos de borrar nuestras penas, nuestras tristezas, con gasolina que se traduce en velocidad, en rapidez. Tan intoxicados estamos, tan nublada se encuentra nuestra mente, que cada vez que necesitamos de mayor velocidad para huir de las interminables penas de nuestro corazón y de nuestra alma. [62]
Refiere Traven que no importa que el humano construya trenes, aviones o torres inalámbricas, pues la persona seguirá sin permitirse (o no le permitirán) tiempo para respirar, mirarse, reflexionar, escuchar, comprender, autoanalizarse y analizar sus actos y sus prioridades, las cosas que realmente cuentan, las que necesita, no las que le imponen. Buscar lo que le han quitado, y que le pertenece: su propio Ser, sus decisiones, su vida.
No es posible pensar que la explotación ya no existe, que somos más libres o menos infelices; simplemente la ideología, la represión se ha flexibilizado, se ha refinado y metamorfoseado, pero sigue presente, constante y efectiva.
Conclusiones
Cerramos este artículo señalando que si bien existen limitaciones en la obra de Reich [63], eso no implica que los temas a que los concedió atención no hayan sido analizados con profundidad. Consideramos que sus temáticas y reflexiones fueron elaboradas con seriedad y compromiso. Si bien es cierto que hubo dimensiones que no abarcó (digamos, una reflexión amplia sobre la institución educativa se encuentra ausente), en contraposición demostró conciencia social y ella se denotó en el tiempo, energía, atención y recursos que concedió a las clases trabajadoras. Palmier, sociólogo francés y estudioso de nuestro autor, para el cual la etapa psicoanalítica de Reich fue simple e inútil, que considera a la categoría Orgón y al tiempo y obras dedicado a ella como una basura —como la manifestación de un Reich demente y disminuido—, en cambio considera a la Psicología política como una fase de enorme importancia. Palmier considera que lo más conspicuo de Reich fue su análisis de las estructuras antropológicas y su interés por comprender y coadyuvar a resolver el dolor y la miseria de las clases bajas; relatando los conflictos que mantuvo con el ala derecha y burguesa del movimiento freudiano. Palmier, en un texto de 1970, señala que
Sus relaciones con los miembros de la asociación psicoanalítica empeoran todavía más: su actividad política inquieta a todo el movimiento. Temen que desacredite al psicoanálisis, al asociarlo de este modo a las luchas políticas. Cuando Reich toma la palabra entre los analistas que componían el círculo de Freud, subraya, a cada instante, la importancia de las condiciones sociales y materiales en la génesis de los transtornos neuróticos.
La mala fe y la inconsciencia de sus colegas le exasperan.
¿Cómo se puede buscar en las experiencias infantiles el origen de conflictos psíquicos, cuando la vida entera misma se ha convertido en invivible por la sórdida pobreza, el trabajo esclavizante y la desesperación?
¿Es tan sorprendente que una pareja que vive con varios hijos es una misma habitación presente inhibiciones sexuales?
¿Es necesario buscar en el nivel del Complejo de Edipo la aparición de unos transtornos neuróticos cuando la situación material es un infierno?
Reich estudia las tesis de Theodor Reik y denuncia su carácter simplista. ¿Cómo se puede afirmar que los niños y los adultos se convierten en delincuentes o criminales por necesidad de autopunición, cuando se es testigo de su miseria?
¿Cómo podrían estar bien encaminados estos muchachos de los barrios obreros de Viena, hambrientos y abandonados a sus solas fuerzas?
¿Hay que invocar la gracia del espíritu santo?
En su trabajo sobre El carácter impulsivo (1925), Reich analizaba este tipo de individuos de superyó débil, susceptibles de, en ciertas condiciones, llegar a criminales. Esta contribución al psicoanálisis del crimen es infinitamente más rica que todos los trabajos de Reik, Stekel y Alexander sobre el mismo tema. [64]
Ese contacto con las masas, con su miseria material, cognitiva y afectiva, y la comprensión de esa situación, es uno de los aspectos que Palmier le reconoce y admira a Reich. Menciona que Se consagró a su servicio, olvidando su clientela particular en pro de estos dispensarios gratuitos. Únicamente esto bastaría para asegurarle una gloria póstuma. [65] Es decir, implica un enorme grado de compromiso humanista el hecho de que alguien se centre en una actividad que no le proporcionará beneficio pecuniario, aplausos o cargos y que de hecho afecta negativamente las propias actividades laborales. Se trata de una muestra de verdadero interés y preocupación por el otro, por la persona.
Algo irónico es que tanto el Partido Comunista Alemán (en 1932) como la Sociedad Psicoanalítica (en 1934), lo desterraron de sus filas queriendo congraciarse con la autoridad nacionalsocialista. Todo inútil: ambas entidades fueron disueltas, de nada les sirvió su zalamería y servilismo.
Fue por sus críticas a la sociedad, la familia, las autoridades y en suma al sistema político y económico por lo cual Reich generó hostilidad, desconfianza y exclusión; no obstante, consideramos que sus críticas fueron reales, verdaderas y más aún, contemporáneas, ya que siguen teniendo vigencia.
Con base en lo expuesto consideramos la imposibilidad de la individualidad.
La postura filosófica de Priest considera que sí existe, pero no considera la relación dialógica: no analiza el entorno ni las facciones que configuran el contexto social, que matizan a la persona. En este sentido, la postura filosófica es abstracta, parcial y cómoda: elaborada por personas empotradas en cubículos o institutos de investigación que han perdido interés y contacto con las instancias ajenas al ámbito académico.
Por otro lado, Reich enuncia lo contrario: no existe el individuo.
Es improbable que pueda desarrollarse un proyecto humano, una existencia genuina, original, individual. Es imposible ser Individuo en las actuales circunstancias político-económicas. Las afirmaciones filosóficas humanistas sobre la unicidad, genuinidad y libertad del humano son ingenuas, apriorísticas, estériles, al no considerar la influencia de los trasfondos económicos en la disposición de la vida social.
La postura filosófica priestiana es parcial, ingenua e irresponsable. Existe un proceso de configuración de la personalidad desde las estructuras económicas y sistemas político-sociales. Las personas estamos hechas en serie, humanos por tiraje, sin genuinidad ni espontaneidad. Somos productos aun más homogenizados en las estructuras antropológicas fascistas.
Nicolas —otro estudioso francés de la obra de Reich— coincide en esta interpretación sobre la conformación estándar de los humanos cuando enuncia que
La estructura física no depende del individuo más que desde el punto de vista de las energías somáticas de que dispone, lo cual viene a decir que la organización de esta estructura depende del medio socio-económico, de suerte que el individuo se anula en la masa, cualquiera que sea la situación que ocupa en la colectividad.[66]
Según este pensador francés [67], el proceso económico estructura las funciones psíquicas de las personas convirtiéndolas en elementos aptos para la cosificación, el engaño y la violencia, en suma: la persona es masificada y deshumanizada.
Lo anterior coincide con nuestra posición y conclusión:
No hay individuos; sólo existen fichas, dados, cartas, engranajes y materia prima para las corporaciones:
Pasto para las reses, carne para los chacales, ovejas hechas a medida sin genuinidad ni criticidad ni elección. Eso somos; balas perdidas, talento desperdiciado, vidas que se van como suciedad en el sumidero. Sin sentido ni justificación; explotados, destrozados.
Finalmente enunciamos, en coincidencia con las interpretaciones antropológicas de Reich, que México aparece como una comunidad regida por transnacionales que forjan instituciones autoritarias, que primordialmente existen para cuidar los bienes de esos grandes intereses. El Estado es un aparato fascista y dictatorial que no se interesa por las personas que viven en el seno de la comunidad, puesto que no coadyuvan al bien particular y global, no previenen situaciones que provocan estados de neurosis, malestares y distensiones cognitivas y conductuales; y sus actos en pos de la población son parciales, superfluos, dado que no existe un interés genuino por la persona, su salud y desarrollo. [68]
Nuestras condiciones contextuales reproducen tradiciones ideológicas que nos mantienen bajo esquemas dualistas autoritarios-infantiloides que inhiben la reflexión, la autoconformación, el autogobierno, la autoadministración; y de esa manera se promueve y hace necesaria la figura del dictador duro, legítimo y elegido.
Aunque Reich se refiere en sus estudios a las situaciones que vivieron la ex-U.R.S.S y la Alemania de los años treinta, podemos percatarnos que las técnicas reaccionarias usadas por las élites económicas —por las corporaciones—, para mantener su control y prioridades son las mismas:
a) Se inventa un enemigo, como por ejemplo terroristas, narcotraficantes o secuestradores —Bin Laden o Chapo Guzmán—. [69]
b) Se sacrifican algunas reses humanas inocentes que no se encuentra implicadas en la actividad, pero que se afirma que sí lo estaban.
c) Con lo anterior se inicia, mantiene y utiliza un ambiente de miedo, desconfianza y hostilidad que aísla a la población —impidiendo el diálogo, la reflexión y la cohesión social—, y que facilita la aceptación, legitimación y mantención de un aparato represivo, de un sistema policiaco cada vez más enérgico y controlador.
No es casual la enorme difusión de asesinatos en la televisión y los periódicos, junto con el aumento de la cantidad de soldados, marinos, policías federales; todos ellos parte de instituciones cuyas funciones son irracionales, puesto que actúan contra y por encima de nosotros, y gracias a nuestro dinero. [70]
Debemos recordar y tener muy presente que los actos criminales son programados deliberadamente. Pensemos que nuestras cuentas de correo electrónico son continuamente escaneadas en busca de palabras clave sospechosas; los teléfonos fijos y móviles son rastreados y revisados, están intervenidos a fin de detectar información o conocer nuestras actividades. Desde los años setenta existe lo que ahora conocemos de manera comercial como Google Earth. Los que vivimos en colonias populares, sabemos —sin necesidad de ser detectives—, dónde venden artículos robados o dónde se ubican las narcotienditas; si nosotros sabemos todo ello sin contar con un aparato tecnológico de espionaje, ¿será que Sedena, P.F.P. Marina y demás, no lo saben? Es obvio que sí: esas actividades y personas son sostenidas por altos empleados burocráticos que responden a las grandes empresas. Lo “criminal”, lo “ilegal”, simple y llanamente es parte de la diversificación empresarial promovida por los elementos corporativos.
Si buscamos, si nos interesa de manera genuina la reflexión, el conocimiento y la individualidad que emanan de la libertad, se hace necesario buscarlos al margen de los criterios y objetivos de las instituciones fascistas, hipócritas y utilitarias.
Todo aparato, toda tradición, toda institución promueve lo irracional, dado que se encuentra inscrito dentro del poder y sigue sus pautas.
Sólo puede intentarse lo racional desde un esfuerzo subjetivo: por encima, con ella, pese a ella y más allá de la influencia de la enfermedad psíquica, de la neurosis colectiva, de las instituciones fascistas. [71]
Es una ingenuidad triste y peligrosa creer que los actos, las promesas y los compromisos de las instituciones algún día serán cumplidos; eso no ocurrirá.
Recordar —la memoria es primordial— es importante: las corporaciones y sus instrumentos no aceptarán la reflexión, la felicidad y la ecuanimidad que podrían proporcionar a costa de la disminución de su capital. No dejarán su poder, estabilidad y seguridad; no repartirán sus ganancias, no permitirán que se dañen sus intereses.
El último concepto reichiano que presentamos sirve para cerrar esta reflexión y denotar la insuficiencia filosófica: el concepto de “acto compulsivo”.
Un acto compulsivo es la conducta o decisión que busca lo racional por medios irracionales. No es un ojo por ojo, no es quitar a un caudillo para poner otro; es una acción que surge desde el reconocimiento de las condiciones de brutalidad, abuso, intransigencia, violencia e irracionalidad.
Es saber que los elementos corporativos y sus instrumentos coercitivos-legalizadores-ideologizantes, no aceptarán actos de buena voluntad para cambiar o ceder. Sólo queda hacer algo irracional, contestar lo irracional con algo irracional, pero con vistas a lo vital, buscando lo racional; como en algún momento se comentó.
Bien se podría usar lo negativo, el acto violento para algo positivo, para algo que promueva una vida mejor, más amplia, un mundo en verdad libre, una persona feliz y sana. Entonces, lo irracional (romper una ventana, quemar una urna de votos o destruir un edificio) puede conllevar, puede realizarse en pos de una intención racional: detener la crueldad expoliadora, eliminar las ideologías que implementan necesidades esclavizantes, desaparecer instituciones o grupos que se encuentran por encima del individuo y de la comunidad y que lausan, la destazan y destrozan.
Las buenas ideas, los rezos y las críticas radicales no sirven ante una persona que no atiende razones: contra los violentos, los maleantes, los asesinos de humanos, no sirve el diálogo. Las palabras nunca ayudarán contra ese tipo de maldad. La única posibilidad es el acto compulsivo: una acción irracional con un propósito racional. Pagarles, responderles con violencia, pero no para posesionarnos del trono y disfrutar ahora del banquete y la espada, no. Irracionalidad para desfasar la cadena de injusticias y dolor que se ha mantenido y perpetuado por milenios: No un dios por otro dios, ídolo por ídolo, caudillo por otro que se volverá dictador. No. Actos de fuerza para protegerse de irracionales, esfuerzos radicales para seres que obran sin corazón y se ríen de la esperanza. El acto compulsivo como una acción triste pero necesaria ante la brutalidad.
Algunos escuchan y comprenden, para ellos es el diálogo, la reflexión. A los que no escuchan ni respetan, les corresponde lo compulsivo. [72]
La opción que comentamos nos parece razonada, necesaria y con un grado de plausibilidad. Falta saber si nuestra estructura caracterológica, si nuestro adoctrinamiento, si nuestra educación es tan fuerte y rígida para permitirnos o impedirnos un intento, un cambio, flexibilidad, nuevas vías, otros intentos de vida e interacción. O quizás sólo estaremos colaborando, perpetuando el absurdo, siendo cómplices de los elementos corporativos y colaborando a estupidizar a las siguientes generaciones, impidiendo a la persona, matando al individuo.
La postura de filosófica ordinaria de Priest es ingenua e inútil para las neocolonias tercermundistas:
Aquí no hay individuos, no existe la individualidad; las clases altas no lo permiten: la aplastan.
La persona es destrozada, alienada y deformada: usada para sus fines y medios. Éste es un mundo irracional, una realidad dominada por una camarilla financiera que no atiende a razones y reflexiones, y que proyecta edificios y productos en serie para personas hechas en serie: homogenizadas, condicionadas, cosificadas, igualadas en su condición de explotadas, y que ignoran que son engañadas y manipuladas.
Referencias
1. Cfr. Nicol, Los Principios de la Ciencia, pp. 78-79. Que al respecto enuncia que… “En el sujeto solo no se puede fundar la objetividad; ni se puede, basándose sólo en él, explicar la relación del símbolo con el objeto, y su eventual comprensibilidad. Pero el concepto clave no es el de sujeto, sino el de comunidad, el de relación intersubjetiva. La objetividad no se consigue en una relación gnoseológica del sujeto con el objeto. La objetivación trasciende la esfera subjetiva individual: objetivar es manifestar o hacer patente un ser, en su realidad propia, independiente de quien la conoce, y ésta es una operación simbólica, que quiere decir lógica-dialógica. La verdad es objetiva porque es intersubjetiva.” De acuerdo a esta postura, es necesario el proceso dialógico, el proceso intersubjetivo, en pos de validar, refutar o complementar un esfuerzo epistemológico, al concatenarlo con la visión y reflexión del otro; es decir, con y desde el otro trascenderemos los elementos existenciales y cognitivos particulares, subjetivos. De tal manera, consideramos necesario complementar una sola visión —en este caso la filosófica—, con otra postura, con otro paradigma o visión que complemente la explicación; la opción que presentamos: la Psicología política reichiana. D. G. A partir de este momento, nuestros comentarios serán indicados y finalizados con las iniciales en mayúscula y cursiva D. G., es decir Daniel Granados, autor de esta reflexión.
2. Priest, Teorías y filosofías de la mente, p. 261.
3. Bajo esta lógica, dicho momento comienza aproximadamente en 1929 y finaliza en 1936. D. G.
4. En nuestra lectura de Reich, acotamos las siguientes características teoréticas en la vida de Reich: tras concluir su Licenciatura en Medicina, realizó una Especialidad en Psiquiatría; en ese momento se consideraba a sí mismo como Sexólogo. Interpretamos su etapa “Análisis del carácter” con una marcada influencia del Freudismo. “Psicología política” estructurada con varios elementos marxistas y antropológicos; es sobre todo una vertiente de crítica social. “Vegetoterapia” enormemente inclinada a una propuesta psicoterapéutica enfocada a los aspectos musculares (la cual después fue retomada por Lowen, aunque éste retrocediera políticamente respecto a Reich). “Orgonoterapia” en la cual se coloca en una línea elucidativa sustentada en postulados y metodologías biológicas. Y “Física orgónica”, de la que no poseemos nociones dado que no hemos encontrado material de esa fase de su pensamiento. D. G.
5. Utilizaremos primordialmente la designación Psicología política. Reich enunciaba que se trataba del mismo pensamiento (Economía sexual) denominado con distintos caracteres, por ende, para nosotros existe sinonimia entre los términos. Elegimos esa designación por ajustarse más al matiz económico-social-político que deseamos precisar. Ahora, Psicología política es una teoría, un esfuerzo reflexivo; aplicaciones de esta teoría son la Democracia laboral y la Política sexual. La primera buscar construir en las clases trabajadores un tipo de personalidad que los lleve a la autogestión, a la autorresponsabilidad que otorgue autonomía de la autoridad; a su vez, Sex-Pol es el esfuerzo para promover tipos de interacción entre los géneros, una modalidad de convivencia y sexualidad que no se encuentre dominada por elementos tradicionales irracionales. Clasificaciones posteriores ubican a Reich dentro del ala izquierda del Psicoanálisis, o también lo designan como Freudo-marxista, pero Reich nunca utilizó ese término, ni se ubicó a sí mismo como tal; en ese momento de su existencia él se refería a sí mismo como Economista sexual o Psicólogo político. D. G.
6. Estos documentos fueron publicados en el siguiente orden: Materialismo dialéctico, en 1929; La irrupción, en 1930 (texto sustentado en las investigaciones antropológicas de Malinowski; ahí se enuncia que lo edípico es cultural y producto de represiones sexuales contextuales con fines económicos); La lucha sexual de los jóvenes, en 1932; Análisis del carácter y Psicología de masas, en 1933; y La revolución sexual, en 1936, cuando ya se encontraba en Noruega. D. G.
7. Una definición más extensa de éste término enuncia lo siguiente: los patrones musculares-conductuales-cognitivos de rigidez crónica, producto de las influencias tempranas y permanentes de las instituciones reaccionarias; se entiende el concepto reaccionario como el proceder de un grupo de poder desde el cual implementan en una comunidad, dinámicas de convivencia que permiten cosificar al humano y dirigir su vida hacia modelos económicamente convenientes para ellos, en detrimento de la salud de la persona. Otro término que usaremos en sinonimia para éste tipo de estados, es el de fascismo. La estructura caracterológica tiene la función de proteger a la persona de peligros (angustia) exteriores o interiores, pero esa misma dureza rigidiza, disminuye la movilidad, la flexibilidad cognitivo-conductual de la persona (es en ese sentido cuando se habla de coraza o acorazamiento), automatizando muchos de sus actos e inclinándolo a pautas repetitivas que pueden resultar en decisiones y situaciones irracionales para el ser que las ostenta. La coraza caracterológica —que engloba a la armadura muscular—, se desarrolló como resultado crónico del conflicto entre las demandas instintivas (requerimientos vitales: comida, descanso, sexo, etc.) y el mundo exterior frustrante; los conflictos presentes que continúan entre las necesidades biológicas y el mundo exterior, le dan fuerza y razón a su existencia. Cfr. Reich, Análisis del Carácter, p 168.
8. Ampliando la descripción del papel de las restricciones contextuales en la satisfacción de los requerimientos vitales, Reich, en una nota de 1945 para una de las ediciones de su obra Análisis del carácter, p. 172, actualiza el concepto y escribe que: Según la biofísica orgónica, diríamos: la frustración duradera de las necesidades primarias, naturales, conduce a una contracción crónica del biosistema (coraza muscular, simpaticotonía, etc.). El conflicto entre el impulso primario inhibido y la coraza lleva a la formación de impulsos secundarios, antisociales (sadismo, etc.). Los impulsos biológicos primarios irrumpen a través de la coraza; al hacerlo, se convierten en impulsos sádicos-destructivos.” Si bien esa enunciación sobre el origen de las conductas destructivas es plausible y valiosa, algo de mayor importancia para nuestro estudio surge del argumento que afirma que la frustración crea una rigidez que al disminuir la movilidad promueve la aparición y mantenimiento de patrones depresivos, compulsivos e inhibidos que como manifestación cotidiana vuelve a la persona sumisa y la priva de sus facultades críticas. Cfr. Ibíd., p. 173.
9. Éste término, que fue de los últimos que acuñó Reich se comprende como: (falta de orgonidad): estado de contracción aguda debido a una defensa contra el movimiento de energía puesto que éste sobrepasa, por su grado de excitación, la capacidad de tolerancia del organismo. Parada súbita del movimiento de energía orgónica con pérdida de carga y de cohesión del organismo humano (síntomas: frío intenso, escalofríos, extremidades heladas y cianóticas, sudores fríos, palidez, miedo a caerse, náuseas, pérdida del equilibrio, desvanecimiento, shock). A su vez, la Orgonidad se define como la cantidad de energía libidinal presente en el organismo (grado de descarga Orgonótica). Recordemos que el Orgón es el nombre usado por Reich para describir un tipo de energía cósmica que en su interacción con el ambiente, hace la diferencia entre sustancia animada e inanimada; una de las maneras de verificar la cantidad de Orgón presente en el entorno o en el organismo, es con un detector Geiger y con una prueba de sangre. Queremos dejar claro que si bien concordamos plenamente con la Psicología política la cual nos parece verdadera y contemporánea —nos centramos en ella—, no hemos estudiado con tanta continuidad los postulados conceptuales de la penúltima y última fase del pensamiento reichiano, en la cual el uso del término Orgón es medular. La cita fue extraída de la página: http://www.wilhelm-reich.org/clini.html de la Fundación Wilhelm Reich constituida por la Dra. Eva Reich (hija de Reich) y el Dr. Carlos Frigola, y con la ayuda personal del profesor Ramón Sarro en 1978. D. G.
10. Reich, Materialismo dialéctico y psicoanálisis, p. 51.
11. Ibíd., p. 53.
12. Reich, La función del orgasmo, pp. 184-186.
13. Mary Higgins, quien perteneció a la fundación Wilhelm Reich, coincide en nuestra interpretación y concatenación de los términos “Irracional” y “Fascismo”; define a éste último, en la Introducción a la obra de Reich, Psicología de masas del fascismo, p. 6, (a nuestro parecer, la principal y más importante obra de Reich en cuanto a la Psicología política), de la siguiente manera: “Entiende al fascismo como la expresión de la estructura caracterológica irracional del ser humano medio, cuyas necesidades e impulsos primarios y biológicos han sido reprimidos durante miles de años.” Así, la irracionalidad es el egoísmo, estupidez y brutalidad personal producida por el Estado irracional, por la institución fascista. Fascismo, es una estructura político-económica que provoca insensibilidad, destructividad, pasividad, acriticidad e infantilismo, en suma, irracionalidad, en los integrantes de una comunidad. Y todo ello en pos de su manipulación, para mantenerlos en esclavitud. D. G.
14. Reich, Psicología de masas del fascismo, p. 112.
15. Ibíd., pp. 310-312.
16. Las conductas criminales ejecutadas por las clases medias y bajas, los procesos jurídicos, el sistema penitenciario, la industria de las sustancias adictivas, son todas ellas situaciones que los grandes capitales no desean resolver: ellos las crean y las mantienen; si parece que se van a resolver, no es así, sólo las están paliando, sólo fingen su solución. Si la situación se mantiene, ellos se mantienen. No les conviene una sociedad saludable, porque el Ser saludable desecha a los charlatanes de la salud, del saber y de la justicia.D. G.
17. Reich, Psicología de masas del fascismo, pp. 317-318.
18. Dadoun, Cien flores para Wilhelm Reich, p. 304.
19. Cfr. Granados, Nociones sobre los límites de la actividad heurística, p. 3. Enhttp://www.razonypalabra.org.mx/N/N79/V79/33_Granados_V79.pdf Revisado el día 24 de junio del 2012.
20. Recordemos que así como la Democracia laboral (propuestas sociales, académicas y principalmente laborales que denotan más racionalidad que la de los esquemas tradicionales) es una aplicación de la Psicología política, también lo será la Política sexual (Sex-Pol), nombre de las propuestas para el ámbito genital y emocional. D. G.
21. Reich, Psicología de masas del fascismo, pp. 354-356.
22. Ibíd., p. 365.
23. Esto no es reciente: año tras año, sexenio tras sexenio, partido tras partido, han sostenido el continuum de engaño y explotación. Los fraudes electorales no son nuevos, el de Calderón no fue el primero; año tras año, cada gobierno desde Obregón a la fecha, ha mentido y defraudado, pero si la persona está tan lastimada o enajenada o beneficiada que no desea ver la mentira, entonces se la merece. D. G.
24. Reich, Análisis del carácter, p. 22.
25 Vargas, Ideología y marxismo contemporáneo, p 4.
26 Reich, Análisis del carácter, p 23.
27. Reich, Psicología de masas del fascismo, pp. 44-45.
28 Es necesario recordar que Reich hace la demarcación sobre el término fascismo, entendido como “la actitud emocional básica del hombre autoritariamente sojuzgado de la civilización maquinista y de su concepción vital místico-mecanicista”. Ibíd., p. 11; en éste sentido, el fascismo no es particular a una nación o época, será correcto aplicar el término a diversas circunstancias, latitudes, épocas o naciones: china, griega, americana, venezolana, cubana, etc. A su vez, el sustrato socioeconómico no es garantía esquemática de un tipo de subjetividad; podremos encontrar estructuras caracterológicas predominantes entre una u otra clase económica, existe la posibilidad de encontrar un académico derechista, reaccionario, y/o un teólogo revolucionario, con conciencia social. D. G.
29. Un pequeño ejemplo, contemporáneo y cercano de contradicción, es el de los fanáticos del fútbol: dedicación de tiempos y recursos a una actividad que en sentido estricto no los beneficia y para la cual no son considerados en los beneficios producidos. ¿Recuerdan la proyección de tantos fans ante el suceso de Cabañas? La ideología produce proyecciones de diversos tipos y grados. D. G.
30. Reich, Psicología de masas del fascismo, pp. 47-49.
31. Recordemos —la memoria es importante—, al iniciarse el mandato de Calderón, al subir los presupuestos para la “lucha contra la delincuencia” (que en otros países hubiese sido otro enemigo inventado, digamos terroristas; nosotros no tenemos al ficticio maleante Bin Laden pero tenemos a los ficticios narcos o secuestradores), al aumentarles el salario a todos los perros de ataque del régimen, aseguró con ello su lealtad; para ello tuvo que reorganizar el uso de las arcas estatales, y así disminuyó al mismo tiempo el presupuesto para escuelas públicas. Cuatro pájaros de un tiro: más dinero para el garrote, menos para la reflexión, más negocio a particulares, y los correspondientes impuestos. Más robots y perros rabiosos, menos reflexivos y propositivos contestatarios. Negocios, dividendos, pero sólo para algunos. Así, los coercitivos son deformados por su aparato “educativo” (colegio militar, escuela naval, colegio del aire, etc.) y mantenidos en lealtad con un plato de croquetas más abundante que el del obrero. D. G.
32. Desde ciertas perspectivas, ésta imposibilidad comenzó con el Tratado de Bucareli, al que fue obligado Obregón, con intercesión del embajador norteamericano; aunque es bastante probable que las restricciones industriales, productivas, comerciales y científicas lo estén desde acuerdos implícitos u ocultos. D. G.
33. Reich, La lucha sexual de los jóvenes, p. 105.
34. La lucha sexual de los jóvenes se publicó en 1932, el siguiente acercamiento e interpretación a las estructuras antropologías fue en 1933 Psicología de masas del fascismo, y un tercero La revolución sexual en 1936. Desde nuestra perspectiva, estos son los tres textos principales de Psicología política; existen otros documentos y párrafos de otros escritos en donde Reich realiza críticas sociales, pero dichas ideas son derivadas de las expresadas en los tres libros mencionados. Ahora, La revolución es el último texto de la etapa de Psicología política de Reich, fue publicado cuando el autor se encontraba en Oslo, enfocándose en las ideas y observaciones que lo llevarían a la Vegetoterapia y a la Orgonoterapia. D. G.
35. Se refiere a la obra de Eric Blair, conocido como George Orwell, titulada 1984, que versa sobre un mundo totalitario y fascista liderado por una figura mística y punitiva denominada Gran Hermano. Blair, también escribió un texto con una temática similar pero ambientada desde el género de la fábula titulado Rebelión en la Granja. D. G.
36. Goodman, La des-educación obligatoria, p. 15.
37. Ibíd., pp. 24-25.
38. Ibíd., p. 28.
39. Reich, El asesinato de Cristo, pp. 8-9.
40. Reich, Psicología de masas del fascismo, p. 161.
41. Reich, La lucha sexual de los jóvenes, p. 115.
42. Dimensión que deviene de la esfera familiar (que será explicada en párrafos posteriores) y de la formación educativa. D. G.
43. Esta afirmación específica, es necesario ajustarla; en nuestro entorno de neocolonia tercermundista, en México del año 2012, el género femenino se encuentra igualmente alienado, ideologizado y explotado, a la par que el masculino. Los elementos corporativos no hacen diferencia entre géneros, ambos son igualmente adoctrinados —uno con color azul, otro con el rosa—. En recientes fechas (desde inicios del siglo XX), las mujeres han ingresado al ámbito laboral, a esa carrera de ratas que no conoce lealtades ni comprensión ni amistad, obteniendo las respectivas migajas y recibiendo su respectivo desgaste y daño gastrointestinal y cardiovascular producto de la presión y las exigencias: ¡Hermosa liberación! Ya son iguales hombres y mujeres…, al menos en lo que respecta a la degradación humana por parte del ámbito laboral: ¿Hay alguna diferencia entre una cárcel rosa y una azul? ¿en ser condicionada con una Barbie o con un Max Steel? Quien escribe opina que no. D. G.
44. Reich, Psicología de masas del fascismo, p. 85.
45. Recordemos que los medios de comunicación, como todo artilugio humano, puede utilizarse de manera racional (de tal manera que promueva el desarrollo biológico) o irracional (entendiéndose como aquellas decisiones o situaciones dañosas que impiden o restringen la secuencia de la pulsión vital); un lápiz, puede utilizarse de manera racional para dibujar, expresar y crear, o de modo irracional, siendo usado como un arma para asesinar y violar a alguien. En este sentido, expresamos que se está utilizando la tecnología de la información de manera irracional: con el objetivo de dañar, reprimir, engañar, esclavizar. D. G.
46. Las necesidades superfluas de las que ya hablaba Platón hace 2.500 años.
47. Reich, Psicología de masas del fascismo-b, p. 18.
48. “El “Complejo de Edipo” descubierto por Freud no es, pues, tanto la causa, sino más bien la consecuencia de la represión sexual social del niño. Pero los padres perpetúan las intenciones de la sociedad autoritaria de modo totalmente inconsciente.” Ésta nota a pié de página es original de Reich.
49. Reich, Psicología de masas del fascismo, pp. 88-89.
50. Desde la Etología, a la inclinación de los integrantes de una especie a agruparse para fortalecerse se le denomina instinto de relación, y según algunos investigadores dicho comportamiento se ubica anatómicamente en el hipotálamo. D. G.
51. Reich, La revolución sexual, pp. 82-90.
52. Hemos elaborado una pequeña hipótesis en cuanto al condicionamiento de los géneros: en la mayoría de especies de cordados, uno de los dos géneros es más fuerte o rápido o ágil o feroz que el otro; usualmente es la hembra quien es más apta. En los humanos existe una saturación de actividades y minimización-descalificación de las capacidades femeninas. Si bien el hombre es explotado en los procesos productivos, tiene el consuelo de contar con su minifeudo (que explica Reich, sirve para insertar los patrones de hábitos y pensamiento que respondan a la autoridad y lo laboral). La mujer, amén de ser explotada en la fábrica u oficina (igual que el hombre), es explotada en su casa, por sus padres, su madre, la religión, sus hermanos, marido, etc. Infiero lo siguiente: es probable que los elementos corporativos se hayan percatado de las capacidades cognitivas y epistemológicas de las mujeres, y hayan decidido refrenar su influjo —que podría verse iniciado y difundido por ellas en sus hijos y seres cercanos— estableciendo más pautas de adoctrinamiento en ellas que en lo hombres. Se les pone más zancadillas cognitivas, más trabas existenciales, menos espacios de desarrollo y decisión, más candados psíquicos, para que no desarrollen su comprensión —su reflexión crítica—, y no se conviertan en factor de cambio personal y social, en contra de esta neurosis colectiva, de esta plaga psíquica que padecemos las clases medias y bajas. Ésta es una mera intuición, no posee elementos empíricos que lo respalden, no obstante, no creo que los elementos corporativos sean tan ignorantes o ingenuos como para no percatarse de la influencia que supone un tipo de mujer, un tipo de madre:
Mujer adoctrinada  hijos adoctrinados  personas explotables.
Mujer reflexiva  hijos reflexivos  personas críticas e inconformes.
En síntesis, la mujer es más inteligente que el hombre, por ello es neutralizada, debe de ser estupidizada para que no extienda sus alas ni sea un catalizador reflexivo. No se acumulan millones ni se domina y consolida un imperio siendo descuidado o ingenuo. D. G.
53. En la “educación” de las clases medias y bajas, nuestros padres nos enseñaron a: No robar-No mentir-No matar. No obstante: Slim roba, Calderón miente y Elba Esther mata. El Estado como protección a la propiedad privada de las clases altas; las leyes como una lista de deseos de los esclavistas ricos. Educación, Estado, familia, leyes, instrumentos para proteger a los imperialistas y para mantener su hegemonía. D. G.
54. Reich, Psicología de masas del fascismo, pp. 128-129.
55. Ibíd., p. 137.
56. Definimos el vocablo “Extrapolación” de la siguiente manera: La magnificación de la construcción subjetiva propia, y la minimización (explícita o implícita, directa o indirecta, violenta o pasiva) del pensar-sentir-hacer del otro; es decir, maximizar el Yo y menospreciar el Tú”. Intuyo que este fenómeno antropológico posee un sustrato biológico, es una estrategia de supervivencia, burda, pero efectiva: quitarle al otro su fruta para no gastar energía en acceder a la propia. La Extrapolación —la desconsideración por el otro—, esa actitud infiltra todas y cada unas de las actividades e interrelaciones humanas, enfocándolas usualmente hacia dinámicas intersubjetivas y grupales fuera de lo cordial y afable, y más bien dentro de rangos de egoísmo, intransigencia y desconsideración, convirtiéndose dicha actitud en actos dogmáticos, en violencia ejercida para con el otro. Me parece que, de una desconsideración ante el aparato cognitivo-conductual del otro, a empuñar una pistola y descargarla sobre esa misma persona, de un acto de intransigencia y falta de respeto al otro, sólo existe un pequeño paso. Y bajo el anterior sentido, decimos que los elementos corporativos extrapolan a las clases inferiores, usándolas y explotándolas. Transmiten esta pauta, modelan este comportamiento para hacer a la persona egoísta: evitar unión, acuerdos, fraternidades que podrían desembocar en movilizaciones sociales que puedan poner en peligro su hegemonía: desunidos caeremos, disgregados seguiremos siendo débiles. D. G.
57. De hecho el mismo resultado ocurrirá con cualquiera que sea la necesidad insatisfecha, en este caso es el aspecto genital, pero bien puede ser el requerimiento proteínico, respiración, o reposo. Condicionar cualquiera de esas necesidades, redundará en una distensión cognitiva y fisiológica; de ejemplo, referimos la situación que padecen los internos de alguna institución, digamos una cárcel o un cuartel militar, donde se utiliza la falta de sueño o su satisfacción para castigar, para enfocar la conducta de la persona hacia ciertos fines: “¿Quieres dormir o comer o tener sexo? ¡Bien! Pero antes de ello, nos gustaría que fueras e hicieras tal cosa.” Es un mecanismo conductista del más bajo nivel, y no obstante funciona, es efectivo y se sigue utilizando. D. G.
58. Un pequeño ejemplo del influjo del aspecto ideológico en las actuales generaciones, en los jóvenes que en éste momento tienen alrededor de veinte años, lo encontramos al percatarnos que en su convivencia intergenérica, en la interacción con su novio-novia, el acto genital se encuentra restringido o condicionado a ciertos momentos, requisitos o posiciones corporales; sin embargo, en momentos en los cuales abunda el alcohol u otro tipo de sustancia parecida en sus efectos, los/las jóvenes, utilizando el mareo, la sensación de pérdida o distorsión de conciencia, se valen de esa sustancia para satisfacer de manera desinhibida su necesidad. En situaciones estándar la tradición les pesa y moldea —aunque no lo acepten—; con la excusa del alcohol, viven lo que necesitan y sienten, auspiciándose en el elemento etílico. Y en otras ocasiones, es sólo desde una conducta de forzamiento donde podrán prestarse al acto genital: se ven impelidas, se ven “forzadas” a tener sexo, para de esa manera saltarse el alambrado, la barda impuesta por la presión de los ideales monogámicos y matrimoniales, que van en contra de su sentir y momento de juventud. Uno pensaría que las nuevas generaciones están menos lastimadas por los ideales reaccionarios, pero observando con un poco de atención, nos damos cuenta de que no es así: también están enajenados, también se encuentran esclavizadas pese a la aparente libertad y opciones con las que cuentan. D. G.
59. Recordemos el caso del perro que se ve confinado a una azotea en la cual le hace falta el movimiento muscular y el roce físico con otros de su especie; puede tener (en caso de que sea muy suertudo) una sombra, agua, comida y eventual convivencia con humanos, pero el estado de tensión sexual lo altera, y cuando baja o se escapa a la calle, es común verlos corriendo desaforadamente y en no pocas ocasiones mordiendo a personas. En sentido estricto, las personas que él muerde “no le han hecho nada”, pero reacciona con comportamientos sádicos, con actos de violencia debido a la constante insuficiencia vital a la que se ve expuesto, aunado a la imposibilidad para agredir a los causantes directos de su esclavitud: sus amos. Trasladando éste fenómeno al humano, las personas que estallan en violencia ante el mínimo roce en la calle o transportes públicos, reaccionan de esa manera debido a una insatisfacción vital crónica padecida. Y como desquite —para liberar algo de esa distensión—, agreden a otro empleado clase media-baja como él, que también va adormilado, cansado, frustrado y amargado en el mismo vagón de Metro, dado que no puede morder ni defenderse del dueño de la empresa: evidencia del adoctrinamiento infantilista-autoritario. Agredir a la familia o al que va junto a nosotros, es una pequeña liberación de tensión e insatisfacción acumuladas. Los actos vandálicos, destrucción de parques o jardines, se explican de la misma forma: masoquismo que nos hace soportar a las instituciones fascistas, y sadismo que libera tensión con nuestros hermanos, nunca contra los amos. D. G.
60. Reich, Psicología de masas del fascismo, p. 104.
61. Las campañas de alfabetización, los proyectos Telmex para ayudar al aprendizaje de computación, la concesión del voto femenino y la aceptación a que ocupen puestos de autoridad, se explican de la misma manera. El “reconocimiento” de los grupos homosexuales entran en esa programación: se les concede identidad para integrarlos más adecuadamente a las líneas de producción. La sospechosa facilidad para adquirir productos a crédito, sigue la misma lógica. Y antes de eso, la manera como la tecnología “surge”, se abarata, y es sustituida por algo “más nuevo” y desde luego más caro. Las tecnologías ya están desde hace tiempo: fuel injection, fotografía digital, G.P.S., telefonía móvil, etc., y esto “gracias” a las empresas de guerra, únicamente, se va dosificando su aparición. D. G.
62. Traven, La rosa blanca, pp. 287-288.
63. Dos son los puntos cuestionables que hemos encontrado en Reich: su manejo de la homosexualidad como una patología, explicada como una satisfacción sucedánea; y la poca atención que le concedió al fenómeno educativo: expresó intuiciones geniales acerca del papel fraudulento e ideologizador de la escuela, pero son pocos los párrafos que concede a esa problemática. D. G.
64. Palmier, Introducción a Wilhelm Reich, pp. 51-52.
65. Ibíd., pp. 53-54.
66. Nicolas, Reich, p. 115.
67. En estos autores encontramos una pequeña diferencia de apreciación en cuanto la obra de Reich. Para Palmier, la etapa psicoanalítica de Reich fue simplista, esquemática, sin aportes al paradigma freudiano; lo fundamental para él fue la etapa de la Psicología política. Para André Nicolas, en cambio, la fase freudiana de Reich aportó, trascendió, amplió y mejoró los elementos teóricos y terapéuticos de ese paradigma, y en contraposición, no reconoce mucho a la fase de Economía sexual. Por su parte, Dadoun considera que existe una constante reflexiva-crítica en toda la obra de Reich. Quien escribe se centra más en el aspecto político y deja de lado las otras etapas reichianas. D. G.
68. Pequeño ejemplo de ello es el teatro-fraude-empresa llamado Teletón, que no previene, sólo palía y exclusivamente a aquellos que lo puedan sufragar. Al mismo tiempo maneja propagandas humanistas chantajeadoras sobre una supuesta función social que en sentido estricto no cumple. Otro caso aparece en el ámbito educativo: no se fundan nuevas escuelas —ese dinero se utiliza en intensificar el Estado policiaco—, y se delega la actividad en particulares que convierten al proceso en algo empresarial; amén de utilitario y adoctrinador. D. G.
69. También se crean grupos de choque, paramilitares, guardias blancas, delincuentes que son pagados para agredir y amedrentar a las personas: Narcos, Zetas, etc.
70. Es necesario precisar que el sufrimiento que padece la persona explotada no es el objetivo primordial de los elementos corporativos, es decir, no aplican sus medidas buscando causar malestar en la persona, eso es un resultado secundario. Su objetivo es acrecentar su dominio y su dinero, el hecho de causar sufrimiento en el proceso es algo fortuito y que no les interesa en absoluto. D. G.
71. Consideramos que cualquier intento epistemológico o humanista se encuentra mediado por el aparato fascista; cualquier propuesta se encuentra limitada por los espacios y recursos que los elementos corporativos deciden concederle: si la propuesta les es útil, si le sirve para aumentar las ganancias y el control que ostentan, el proyecto tendrá recursos y espacio de influencia y desarrollo. Si por el contrario, la propuesta podría dañar su poder y sus intereses, será ignorada, limitada, interrumpida y desaparecida. Por otro lado, tenemos que recordar que existen personas dentro del ámbito académico o humanista, que en verdad no se interesan por el Ser. Realizan sus propuestas, desarrollan la disciplina, pero sin considerar, sin importarle la persona, o el conocimiento o la situación de crueldad, explotación y brutalidad. Son científicos o psicólogos o filósofos egoístas, autocomplacientes, que usan la disciplina como una manera de autoengrandecimiento; para ellos, las publicaciones, congresos o grados son la manera en que se proveerán de recursos, reconocimiento o poder, pero no se interesan, no se preocupan por la persona. En ocasiones enuncian que sí, pero es falso: incongruencia, deshonestidad; arrogancia y falsedad. No son humanistas, son epistemócratas, cómplices. D. G.
72. Granados, Nociones de Giroux, p. 4. En http://mundogestalt.com/nociones-sobre-giroux/ revisado el 3 de julio del 2011.


Referencias bibliográficas
DADOUN, R. (1978): Cien Flores para Wilhelm Reich. Traducción: Ricardo Pochtar. España: Editorial Anagrama.
GOODMAN, P. (1976): 
La des-educación obligatoria. Traducción del original en inglés “Miseduction Compulsory”. España: Editorial Fontanella. 2ª edición, 1ª ed. 1973.
NICOL, E. (1997): 
Los principios de la ciencia. México: Fondo de Cultura Económica. Cuarta Reimpresión.
NICOLAS, A. (1976): 
Reich o la revolución radical. Traducción de Gloria Garrido Ramos. España: EDAF, Ediciones-Distribuciones, S.A.
PALMIER, J. (1970): 
Introducción a Wilhelm Reich. Ensayo sobre el nacimiento del freudo-marxismo.Traducción: Ramón García y Nuria Pérez de Lara. España: Editorial Anagrama.
PRIEST, S. (1994): 
Teorías y filosofías de la mente. Traducción: Carmen García Trevijano y Susana Nuccetelli. España: Ediciones Cátedra.
REICH, W. (1973): 
Psicología de masas del fascismo. Versión al español de Raimundo Martínez Ruiz, de la edición alemana de Sex-Pol Verlag, Zurich, 1933. México: Roca.
REICH, W. (1974): 
La lucha sexual de los jóvenes. Versión al español de Amado Ruiz San Vicente. México: Ediciones Roca. Primera Edición.
REICH, W. (1976): 
La revolución sexual. Versión al español de Paulino García Moya. México: Ediciones Roca. Primera edición.
REICH, W. (1980): 
Psicología de masas del fascismo. Traducción Roberto Bein. España: Bruguera. 1ª edición. Febrero, 1980.
REICH, W. (1989): 
Materialismo dialéctico y psicoanálisis. Traducción de Renate Von Hanfsstengel de Sevilla y Carlos Gerhard. México: Siglo Veintiuno Editores. Primera edición, 1970, decimoquinta edición, corregida.
REICH, W. (1992): 
La función del orgasmo. El descubrimiento del Orgón. Problemas económico-sexuales de la energía biológica. Traducción: Felipe Suárez. México: Paidós. 7ª reimpresión en México, 1992.
REICH, W. (1993): 
La revolución sexual para una estructura de carácter autónoma del hombre. Traducción: Sergio Moratiel, revisada y corregida por el Wilhelm Reich Infant Trust Fund. España: Planeta-Agostini.
REICH, W. (2005): 
Análisis del carácter. Traducción de Luis Fabricant. Supervisión de Enrique Butelman. España: Paidós Surcos. 1ª edición 1967, 5ª reimpresión 1997, 1ª edición en la colección Surcos, 2005.
TRAVEN, B. (1982): 
La rosa blanca. México: Compañía General de Ediciones. Decimocuarta edición.
VARGAS, G. (1982): 
Ideología y marxismo contemporáneo. México: Revista Dialéctica, núm. 12.http://mundogestalt.com/nociones-sobre-giroux/ Artículo “Nociones sobre Giroux” ubicado en la página Mundo Gestalt de donde se retomó el concepto reichiano de acto compulsivo. Revisado el 3 de julio del 2011.http://www.razonypalabra.org.mx/N/N79/V79/33_Granados_V79.pdf Artículo “Nociones sobre los Límites de la Actividad Heurística”, revisado el día 24 de junio del 2012.
http://www.scribd.com/doc/2069552/texto-final-del-asesinato-de-cristo-Wilhelm-reich
 Página desde la cual se citó el texto de Reich “El Asesinato de Cristo”. Revisada el 29 de agosto del 2011.
http://www.wilhelm-reich.org/clini.html
 Página de la Fundación Wilhelm Reich en España, de la cuál fue extraída la definición de Anorgonía; fue revisada el 23 de abril del 2011.

No hay comentarios:

Publicar un comentario